marzo 16, 2021
Ha pasado ya más de un año desde que el mundo sintió la llegada de la Covid-19.
Ha pasado ya más de un año desde que el mundo sintió la llegada de la Covid-19. Para muchos especialistas, adicional al tema social y de salud, uno de los principales factores en las decisiones de gobiernos, empresas y personas en general sería el impacto económico.
Arranquemos con el balance, en cuanto al PIB durante el 2020 México acumuló una caída del 8.3%, la caída más profunda desde 1932 y con una contracción mayor a la última crisis del 2008, donde el PIB cayó 5.3%. En términos de balance laboral, el 2020 destruyó casi 650,000 empleos formales, llevando a un récord histórico en las Afores de casi 20 mil millones de pesos en retiros por desempleo provenientes de 1.7 millones de trabajadores.
En cuanto a industrias, una de las principales perdedoras fue el turismo donde, de acuerdo a cifras de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), el total de pasajeros en México cayó 52.6%, llevando a varias empresas del sector a pasar por una crisis profunda.
Todo este valor que costó tantos años construir, se destruyó en cuestión de meses. Haciendo un ejercicio de reflexión y buscando un lado positivo en esta historia, quisimos encontrar la luz desde la historia y encontramos una frase del poeta alemán Bertolt Brech que se traduce como “La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”

